Este monumental proyecto ecológico emplazado en
St Austell, Cornwall, Inglaterra, en una antigua cantera, cumple uno de los
sueños del inventor de la cúpula geodésica, Buckminster Fuller: englobar el
máximo volumen e la mínima superficie posible. La arquitectura, inspirada en lo orgánico,
es imaginativa, apropiada y original.
Grimshaw & Asociados fueron elegidos para diseñar un proyecto debido a su experiencia en formas curvas, como bien
se demuestra en la estación de Waterloo, un sinuoso y vidriado edificio,
invención de Grimshaw.
El desafío para este Proyecto Edén era crear un
edificio que proveyera ambientes completamente cerrados para microclimas
claves; el sitio era una alejada cantera en Cornwall, que cambiaba su forma
continuamente; y el edificio debía aportar espacios ininterrumpidos para las
plantas y árboles. Grandes espacios. Mientras el equipo de diseño buscaba una
idea efectiva y novedosa para lograr los medioambientes ya ideados, la idea de
domos inspirados en las formas de la naturaleza surgió como una fuerte idea, siempre logrando formas
geométricas. Nicholas Grimshaw y sus asociados trabajaron de cerca con Anthony
Hunt & Asociados, para desarrollar la estructura y definir el largo de cada
pieza de acero, mediante un programa de computación de modelos en 3D. Esto permitió la fabricación de cada pieza
de acero fuera del sitio de construcción, y luego ensamblarlo dentro de las
estructuras y armaduras del sitio. La arquitectura final y el diseño
estructural es altamente eficiente, proveyendo máxima resistencia con mínimo
uso de acero y máximo volumen con menor área superficial.
Debido a la inestabilidad del terreno y
a su fuerte pendiente, Grimshaw propuso que la estructura de los invernaderos
se apoyase ligeramente sobre la superficie. Como si se tratasen de burbujas de
jabón conteniendo un clima específico cada una de ellas, él proyectó una
secuencia de ocho biosferas dispuestas en dos cadenas, cada una con cuatro
bóvedas insertadas las unas en las otras. Para construir las estructuras lo más
etéreas posible, reutilizó la bóveda geodésica que el diseñador, inventor y
ecologista americano Buckminster Fuller patentó a finales de los años
cincuenta. El principio geodésico consiste en unir superficies planas para
formar una forma curva, permitiendo cubrir más espacio sin soportes internos
que cualquier otro cerramiento, además de admitir enormes variaciones en los
bordes. De esta forma, conforme la estructura incrementa en tamaño se hace
proporcionalmente más ligera y fuerte.
Basado en este principio, Nicholas
Grimshaw diseñó dos inmensos biomas, que cubren 15.600 y 7.000 metros cuadrados
respectivamente, para acomodar el Invernadero Tropical Húmedo y el de Zonas
Cálidas. Cada bioma está protegido por bóvedas que están realizadas con
secciones tubulares de acero galvanizado, montadas y atornilladas como un
mecano gigante para formar 625 hexágonos. El conjunto de la estructura está
constituido por un entramado tridimensional de dos capas con curvatura esférica
interconectadas, que incluyen casi 4.000 uniones y más de 11.000 barras, alcanzando
la mayor de las cúpulas los 200 metros de longitud, 100 metros de ancho y 55 de
altura.
La estructura está revestida por una
piel de Etil Tetra Fluoro Etileno (EFTE) elegida por su permeabilidad a los
rayos UV, su carácter reciclable, sus propiedades antiestáticas, su resistencia
y su ligereza. La utilización de este material que pesa menos de un 1% de su
equivalente en cristal permite aligerar la estructura y así ganar en superficie
de iluminación. Los paneles están compuestos de tres hojas entre las que se
intercalan dos abrigos de aire formando una almohada aislante. El montaje de
los elementos pre-ensamblados ha necesitado la construcción de un andamio de 12
metros de altura, inscrito en el libro Guinness de los récords.
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