lunes, 3 de junio de 2013

PROYECTO EDEN


Este monumental proyecto ecológico emplazado en St Austell, Cornwall, Inglaterra, en una antigua cantera, cumple uno de los sueños del inventor de la cúpula geodésica, Buckminster Fuller: englobar el máximo volumen e la mínima superficie posible. La arquitectura, inspirada en lo orgánico, es imaginativa, apropiada y original. Grimshaw & Asociados fueron elegidos para diseñar un proyecto debido a su experiencia en formas curvas, como bien se demuestra en la estación de Waterloo, un sinuoso y vidriado edificio, invención de Grimshaw.
El desafío para este Proyecto Edén era crear un edificio que proveyera ambientes completamente cerrados para microclimas claves; el sitio era una alejada cantera en Cornwall, que cambiaba su forma continuamente; y el edificio debía aportar espacios ininterrumpidos para las plantas y árboles. Grandes espacios. Mientras el equipo de diseño buscaba una idea efectiva y novedosa para lograr los medioambientes ya ideados, la idea de domos inspirados en las formas de la naturaleza surgió como una fuerte idea, siempre logrando formas geométricas. Nicholas Grimshaw y sus asociados trabajaron de cerca con Anthony Hunt & Asociados, para desarrollar la estructura y definir el largo de cada pieza de acero, mediante un programa de computación de modelos en 3D. Esto permitió la fabricación de cada pieza de acero fuera del sitio de construcción, y luego ensamblarlo dentro de las estructuras y armaduras del sitio. La arquitectura final y el diseño estructural es altamente eficiente, proveyendo máxima resistencia con mínimo uso de acero y máximo volumen con menor área superficial.
Debido a la inestabilidad del terreno y a su fuerte pendiente, Grimshaw propuso que la estructura de los invernaderos se apoyase ligeramente sobre la superficie. Como si se tratasen de burbujas de jabón conteniendo un clima específico cada una de ellas, él proyectó una secuencia de ocho biosferas dispuestas en dos cadenas, cada una con cuatro bóvedas insertadas las unas en las otras. Para construir las estructuras lo más etéreas posible, reutilizó la bóveda geodésica que el diseñador, inventor y ecologista americano Buckminster Fuller patentó a finales de los años cincuenta. El principio geodésico consiste en unir superficies planas para formar una forma curva, permitiendo cubrir más espacio sin soportes internos que cualquier otro cerramiento, además de admitir enormes variaciones en los bordes. De esta forma, conforme la estructura incrementa en tamaño se hace proporcionalmente más ligera y fuerte.

Basado en este principio, Nicholas Grimshaw diseñó dos inmensos biomas, que cubren 15.600 y 7.000 metros cuadrados respectivamente, para acomodar el Invernadero Tropical Húmedo y el de Zonas Cálidas. Cada bioma está protegido por bóvedas que están realizadas con secciones tubulares de acero galvanizado, montadas y atornilladas como un mecano gigante para formar 625 hexágonos. El conjunto de la estructura está constituido por un entramado tridimensional de dos capas con curvatura esférica interconectadas, que incluyen casi 4.000 uniones y más de 11.000 barras, alcanzando la mayor de las cúpulas los 200 metros de longitud, 100 metros de ancho y 55 de altura.

La estructura está revestida por una piel de Etil Tetra Fluoro Etileno (EFTE) elegida por su permeabilidad a los rayos UV, su carácter reciclable, sus propiedades antiestáticas, su resistencia y su ligereza. La utilización de este material que pesa menos de un 1% de su equivalente en cristal permite aligerar la estructura y así ganar en superficie de iluminación. Los paneles están compuestos de tres hojas entre las que se intercalan dos abrigos de aire formando una almohada aislante. El montaje de los elementos pre-ensamblados ha necesitado la construcción de un andamio de 12 metros de altura, inscrito en el libro Guinness de los récords.

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